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Ciudades Y Soluciones

 

Um grupo de ativistas, estudantes e profissionais do audiovisual de vários países da América Latina participou do encontro “Cinema e Meio Ambiente” organizado pela Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro (PUC-Rio) entre 7 e 9 de julho de 2015. O jornalista AT apresentou o painel entitulado “Produzir informação audiovisual para a TV sobre questões ecológicas”. O texto que compartilhamos abaixo, em espanhol, foi produzido pelos representantes do Equador e resume a participação do jornalista no evento.

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André Trigueiro (Río de Janeiro, 1966), catedrático brasileño de la Ponticia Universidad Católica de Río de Janeiro y editor jefe y conductor del programa de televisión “Cidades e Soluções” (Ciudades y Soluciones), de GloboNews. Reconocido en Brasil por su militancia en las causas ambientales, participó en el taller Cine y Ambiente, que se realizó en la Ponticia Universidad Católica de Río de Janeiro del 7 al 9 de julio de 2015, organizado por SIGNIS-ALC presentando la ponencia Producir información audiovisual para TV sobre cuestiones ecológicas.

En este manual compartimos extractos de su exposición, donde promueve la creatividad e impulsa la experimentación para que los comunicadores impulsemos el cambio del “modelo de desarrollo ecocida” —como él lo llama— y contribuyamos a la construcción de un desarrollo sostenible e integral.

 

Cambio de cultura

El capitalismo, modelo de desarrollo ecocida, ha desatado una crisis ambiental sin precedentes en la historia de la humanidad y esa crisis está en nuestras huellas digitales y en nuestro ADN. La complejidad para resolver esta crisis, propone Trigueiro, pasa por un cambio de cultura, que tiene que ver con cambios de hábitos, de comportamiento, de estilos de vida y patrones de consumo.

 

Denunciar el “maquillaje verde”

El audiovisual o cualquier territorio de la comunicación que tiene algún compromiso con la cuestión ambiental o socio ambiental, por definición, tiene que tener una postura contestataria al modelo de modelo de negocio sucio. Porque el capitalismo se apropió del discurso ambientalista y nosotros tenemos el desafío de denunciar el “maquillaje verde” que cuenta con mecanismos —inclusive de nanciamiento muy so sticado del quehacer audiovisual— no es un juego, no: tenemos que tener una postura contestataria.

 

Incomodar el modelo de desarrollo

Si usted quiere hacer la diferencia en el audiovisual sobre medio ambiente, prepárese porque va a tener que incomodar. Si con su trabajo en el área audiovisual en particular, no está incomodando a nadie con su trabajo, ¡pare! y haga una revisión metodológica. Hay algo en su trabajo que no está bien, que está fallando, y puede ser bonito, puede ser premiado, usted se puede regocijarse por ser reconocidamente talentoso, pero no está haciendo la menor diferencia donde debe, que es en el modelo de desarrollo ecocida.

 

Si en mi profesión corro riesgos, eso signica que estoy en el camino correcto. Mi trabajo profesional debe incomodar.

Quienes somos apasionados por el audiovisual, por ese lenguaje, por esa forma de comunicar y que tenemos a nidades con los temas socioambientales del siglo XXI, tenemos que ser coherentes. Porque experimentamos también la apropiación del discurso ambientalista por parte de grandes corporaciones, gobiernos, etc., que no están ni espiritual ni ideológicamente vinculados con esa cuestión. Es evidente que esa adhesión no se da por convicción; se da por conveniencia.

Para hablar del consumismo tenemos que tener algún argumento. No sólo hablar del consumo sino denunciar los riesgos del hiperconsumo. El punto de partida para construir una narrativa es percibir el mundo como un lugar donde la cultura que prevalece nos está llevando al abismo, a un abismo sin retorno.

 

En las ciudades, el desafío es “tocar la tierra”

Existe una urbanización acelerada en el mundo. Hace 4 ó 5 años se declaró que la mayor parte de la población vive en el medio urbano; en el Brasil la tasa de urbanización es de las más altas del mundo, 85%. ¿Qué signica vivir en las ciudades? Voy a contar algo que pasó en una escuela aquí en Botafogo. Tenía una clase de jardinería —una buena manera de promover la educación ambiental— en la que los pequeños tenían que meter la mano en la tierra pero no lo conseguían. El desafío de ustedes es presentar la naturaleza para muchachas y muchachos alienados (separados, distanciados) que no tienen contacto con la tierra. Los pequeños no ven tierra sino sólo vidrio, asfalto, concreto. Colocar la mano en la tierra es un desafío. Hacer tangible, sensorial lo que es oculto del día a día, no es fácil pero es necesario.

 

Tocar el corazón de las personas

Los “urbanoides”, que viven en la ciudad no tenemos la menor noción del impacto que traen nuestros estilos de vida citadinos. El audiovisual tiene por tanto un desafío, que es mostrar la realidad de forma muy clara y objetiva. Pero no basta mostrar: hay que seducir, usar los recursos del lenguaje, los recursos estéticos, los efectos (o ningún efecto). Se puede construir una narrativa sin locución, de diferentes maneras, pero se necesita tocar el corazón de las personas. Sin dejar a las personas angustiadas.

 

Seducir, sensibilizar, comprometer y esperanzar

El audiovisual en el área ambiental debe seducir. Tal como se hace en la cocina, hay que hacer una exacta combinación de ingredientes: un picante, un poquito más de sal. Se puede tener un ingrediente de riesgo, eventualmente un sabor un tanto exótico, pero la exacta combinación de estos elementos debe dar algo sabroso, que uno tiene que dar ganas de comer hasta lamer el plato, ése es nuestro desafío. Un buen producto audiovisual no es fast food: es comida que tiene bra, nutrientes que los espectadores deben sentir y disfrutar.

Si el audiovisual comprometido con la cuestión socioambiental denuncia un modelo, tiene el compromiso de decir qué es lo que está errado y por qué. Ahora, si usted no da esperanzas, si no da espacios, convierte el tema en algo as xiante, deprimente. Marina Silva, cuando tomó posesión de su cargo como Ministra de Medio Ambiente de Brasil en 2003, dijo, “No quiero ser el ministerio del NO: no contamine, no tire basura al piso, no haga de esta manera”. Eso es molesto, se convierte en adoctrinamiento. Por contraste, sorprender es también parte de una historia contada desde una perspectiva “no catequizante”. La educación en temas socioambientales no es un telecurso, no es complemento a la información escolar. Sea didáctico, sea pedagógico; hablar es fácil, lo difícil es pelear frente a grandes corporaciones o grupos políticos que sustentan lê modelo ecocida.

Si va hablar sobre medio ambiente prepárese como el papa Francisco. Él escogió ese nombre cuando ningún papa antes de él tuvo el valor de escogerlo. Piense por qué. Porque siglos atrás el pobre de Francisco de Asís marcó la historia de la iglesia e inició un movimiento que enfrentó a una iglesia opulenta, corrupta, asociada con lo peor del poder político que había en la época. “Ruptura” es la palabra clave para entender a Francisco, en pleno siglo XXI, y la elección de un nombre para simbolizar una ruptura

 

Estar abiertos a la innovación, a la osadía

El desafío para nosotros es comunicar a los jóvenes la complejidad de nuestra indignación y señalar el nuevo rumbo y la perspectiva cristiana en el área socioambiental. Los jóvenes están cada vez más identicados con pantallas pequeñas, la pantalla del celular. Nosotros aprendimos a comunicarnos cuando el mundo era otro y necesitamos tener la humildad de reconocer que nuestros productos audiovisuales — que nosotros creíamos lo máximo — son de una época pasada. ¿Se identican los jóvenes con lo que nosotros creemos que es lo máximo?

Yo me esmero en hacer un programa semanal en TV Globo que se llama “Ciudades y Soluciones”. Uno de los programas lo hicimos sobre bicicletas. El camarógrafo iba sentado en una bicicleta e íbamos contando la expansión del uso de bicicletas en el Brasil. El programa tiene dinamismo, innovación en la forma en que acomodamos las bicicletas con los equipos.

No olvidemos que por grave que sea la crisis ambiental los comunicadores no tenemos el derecho de usar los recursos a nuestro alcance para grabar desesperanza. Tenemos una dimensión ética que respetar, debemos usar nuestros talentos para que la gente avance, no retroceda; salga del atolladero, no se hunda en él.

Debemos estar abiertos a la innovación, a la osadía, no quedarnos “congelados” en una línea editorial, en un guión, en una narrativa que encontremos conveniente y no cambiemos. Estamos atrapados en un mundo muy dinámico y el área audiovisual se reinventa cada minuto. Quien está en posición de liderazgo está en la obligación de estimular el debate; yo diría, de abrir el espacio para la irrigación de nuevas ideas que oxigenen las formas de producción.

 

Cambio y soluciones concretas

La mayoría absoluta de personas se encuentran en una “zona de confort”, no sienten la motivación de cambiar. Pero, por otro lado, queremos y podemos cambiar, está en nuestra naturaleza. Sin embargo la mayoría de las personas no gusta de la palabra CAMBIO, por- que genera angustia: cambiar de decoración, de trabajo, de domicilio, etc.

Todo cambio trae una preocupación, es natural que sea así, y es dramático cuando la gente habla de los diagnósticos ya producidos y bien consolidados, validados, como los del PNUD, PNUMA, World Watch Institute, cartas firmadas por premios Nobel. Son documentos que usan diferentes metodologías y convergen en la misma dirección: el cambio. Pero la ayuda para el cambio no viene de arriba.

Yo no soy cineasta, no soy documentalista, soy periodista, vivo de la información; como periodista tengo que estar informado. Tengo que negociar conmigo todo el tiempo ya que las noticias mayoritariamente no son buenas, no son inspiradoras. No es fácil. ¿Cuántas personas en el mundo andan preocupadas con la sustentabilidad?, se van a asustar porque el número es muy pequeño. Pero no desprecien el poder de ellas, es la primera cosa en que yo creo: todo proceso histórico comienza cuando una pequeña cantidad de fermento eleva toda la masa, y cuando el proceso alcanza cierto punto, no tenemos control sobre él.¡Estamos haciendo nuestra parte! Los cambios a veces ocurren a una velocidad inusitada, imponderable. Y es lo imponderable lo que muchas veces permite que acontezcan los cambios.

De que el cambio va a suceder no tengo duda, va a ocurrir en el tiempo que se necesita, ésa es la cuestión. Analice los indicadores: escasez de recursos hídricos, cambio climático, destrucción de los suelos, producción monumental de basura, destrucción sistemática de la biodiversidad. ¿Cómo detener eso? Llegará un momento para decir “¡Basta ya!”, y usted será parte de ese cambio.

Sustentabilidad signica un mundo en equilibrio, a favor de todos, porque si el mundo no está en equilibrio, los más frágiles del mundo, que son los más pobres, serán los primeros en “pagar el pato”, los primeros en sufrir. Invariablemente, estar a favor de la sustentabilidad es estar a favor de un mundo más justo; no hay disenso en eso. Como periodista yo estoy a favor de la sustentabilidad, estoy a favor de un mundo mejor y más justo.

La gente está hablando de un cambio de cultura, y para mí ésa es la mejor de noción. Hay que cambiar de cultura: modelo económico, sistema político, sistema de transporte, de construcción civil, de tratamiento de la basura, de todo. Yo creo que el audiovisual también tiene una competencia importante para inspirar a las personas en nuevos modelos concretos. Por ejemplo, el programa de televisión “Ciudades y Soluciones” es muy buscado porque presenta proyectos.

Tenemos que mostrar soluciones. ¿Qué está sucediendo? Los mejores resultados todavía no se han hecho visibles, pero la gente debe salir de la inercia. Todos somos vitrinas que los demás ven, y con mucho o poco se consiguen prodigios: se consigue hacer cambiar a una comunidad, convencer a las personas, hacer retroceder a una gran corporación, incomodar a la industria del petróleo. Estoy convencido de que hay una retroalimentación, la gente escucha, hay un retorno, y es por el poder del ejemplo. Porque la información contribuye, pero la pedagogía del ejemplo es insuperable.

 

Ejemplicando…

La avenida Paulista en Sao Paulo, es el centro nervioso de la mayor ciudad de América del Sur. Cuando inauguraron la ciclovía de la avenida Paulista, hubo furia porque la liberaron para los peatones. La carga simbólica de eso fue monumental porque además de ser un centro nervioso y financiero, es la más populosa y rica ciudad de América del Sur.

No fue mérito de la prefectura porque esa lucha tenía más de 10 años. Muchos murieron atropellados en Sao Paulo y los ciudadanos ritualizaban los hechos colocando sus bicicletas en los postes, cerrando avenidas. Eso se viralizó en las redes sociales, generando un movimiento social en Internet. Consiguieron una victoria, una victoria de la ciudadanía contra el “carrocentrismo” de Sao Paulo y del Brasil, y eso tampoco nadie lo predijo. Una nueva conciencia emergió y logra- ron conquistar la avenida Paulista.

La gente necesita visibilidad, ser puesta en vitrina. ¿Quién hace la diferencia en la dirección de un mundo mejor y más justo? Un mundo donde las políticas públicas, el sistema económico, las relaciones sociales favorecen la resiliencia, el combate a la pobreza y miseria, la exclusión social, el planeamiento urbano en favor de las personas. Eso es lo obvio.

Cualquier niño percibe mucha claridad cuál es el mundo perfecto, cuál es la ciudad donde le gustaría vivir. ¿Tiene más o menos carros? ¿Tiene más o menos contaminación? ¿Más o menos basura o desagües en el lugar equivocado? Simple. ¿Por qué es que no cambia entonces? Si su ciudad está así es porque alguien está fregándola.

Bien, si tenemos más de 400 ppm de CO2 en la atmósfera y subsidio para petróleo, carbón y gas, tenemos un sistema que favorece la quema de petróleo, carbón y gas con mi dinero y con el suyo, es simple: alguien se favorece con eso y con el dinero público. Es un ejemplo de que no es trivial hacer un audiovisual comprometido con el medio ambiente.

 

 

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